El burro (LOMCE) tras la zanahoria (PISA)

Foto de Erik Cabezas vía Flickr

Seguro que recuerdas la imagen de ese pobre burro siguiendo una zanahoria que dirige alguien montado en su lomo con un palo y una cuerda. Cada vez más pedagogos estamos convencidos de que los sistemas educativos surgidos del movimiento internacional que ampara a la LOMCE (el llamado «GERM», al que ya le dedicamos un post) representan a ese burro.

En esta analogía, la zanahoria sería el Programa para la Evaluación Internacional, más conocido como: PISA. Una batería de pruebas normalizadas que miden la competencia en matemáticas, lectura y ciencias; y cuyos resultados se traducen en una puntuación para cada país. Con tales números se configura EL ranking, que es lo que se transmite a la opinión pública. Es una forma muy meditada de poner foco mediático sobre lo que mide PISA y restar trascendencia a lo que no mide (aspectos tan importantes como los valores, la interdependencia, el pensamiento crítico o el desarrollo de la creatividad).

Los defensores de PISA sostienen que se centra en competencias que demanda el mercado laboral. Pero este argumento también se está desmoronando. Un buen ejemplo es el estudio realizado en 60 países sobre lo que las empresas valoran más en sus empleados. Resulta que las dos competencias más buscadas son: (a) adaptarse a los cambios y (b) generar nuevas ideas. Ante la fuerza de esta y otras evidencias similares, algunos países están cortando la cuerda de la zanahoria.

Yi Houqin es el responsable de la política educativa de Shanghai, que siempre está entre los primeros de PISA. Lejos de presumir de ello, declaró que están sopesando abandonar la competición:


Shanghai no necesita supuestas escuelas número uno, sino centros que se atengan a principios educativos razonables, que respeten y potencien el desarrollo de los alumnos

Ken Robinson también señala una senda divergente frente a la normalización:


La finalidad de la educación es capacitar a los alumnos para que comprendan el mundo que les rodea y conozcan sus talentos naturales con objeto de que puedan realizarse como individuos y convertirse en ciudadanos activos y solidarios

"¿Por qué entonces hay leyes educativas como la LOMCE? Para buscar la respuesta es preciso cerrar la analogía del burro y la zanahoria. Solo nos queda identificar al jinete que está detrás de las pruebas PISA, y que no es otro que la OCDE. Este organismo diseña y propone estas pruebas que, como todas sus acciones, tienen como fin contribuir a la mejora de la economía, no de la educación.

3 comentarios

  1. Un sólo apunte al texto explicativo que, por lo demás, me parece muy bueno. Al final cuando dice que la OCDE “diseña pruebas que, como todas sus acciones, tienen como fin contribuir a la mejora de la Economía, no a la educación” sería interesante precisar qué modelo económico es el que pretende mejorar, porque la Economía, como la Filosofía, la Historia o la Literatura no es única ni inamovible.

    La respuesta es bien sencilla, lo que pretende consolidar la OCDE es el modelo económico neoliberal, en el que las personas siempre quedan en un segundo plano para asegurar los beneficios de las minorías que detenta el poder y la riqueza. Hay otros modelos económicos y otros tipos de relaciones humanas que no cuentan para nada para la OCDE ni por lo tanto, para la LOMCE ni para las pruebas PISA.

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  2. Gracias por tu aportación. Matiza perfectamente la idea que pretende transmitir el texto.

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  3. Todos los sistemas educativos, sin excepción, están al servicio del sistema político-económico que los concibe y financia.
    La ventaja que tiene el profesorado en países como España es que tiene el margen de libertad suficiente como para educar de acuerdo con sus principios. Siempre me ha movido el objetivo de enseñar a pensar en libertad, a comportarse de forma respetuosa y tolerante.
    Y, con todas las objeciones que podamos poner a PISA y a la OCDE, afirmo que el modelo de lectura comprensiva que sugiera PISA es mucho mejor que el que se ha venido aplicando en España hasta no hace mucho. Ni Cooper ni Isabel Solé, por citar dos ejemplos muy conocidos de divulgadores del "modelo interactivo de lectura comprensiva", son empresarios ni empleados de la OCDE.

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