Foto de Enrique Sánchez vía Flickr |
Li Shimin, emperador chino del año 648, dejó escrito lo siguiente:
Un líder sabio elige a la persona adecuada para cada tarea. Es como un buen carpintero, que sabe utilizar la madera recta para hacer varas, la curva para ruedas, y los trozos más largos para vigas. Así como un buen carpintero no descarta ninguna madera, un emperador astuto no prescinde de ninguna persona.
Sin saberlo, estaba confirmando lo que la ciencia reconocería muchos años después: EL VALOR DE LA NEURODIVERSIDAD.
La sociedad actual, y con ella la escuela (especialmente a partir de la LOMCE, como vimos aquí), no coincide con la visión del emperador de la dinastía Tang. Muy al contrario, apuesta por una ideología antagónica: la normalidad. Curiosamente, la palabra «normal» ni siquiera era de uso común hasta 1840. Deriva del latín «norma», que era la escuadra de un carpintero.
En el siglo XIX, el estadístico Adolphe Quetelet recopiló datos sobre altura, peso, envergadura... e «inventó» a la persona-promedio. A partir de ahí surgió un desmedido interés por la estandarización.
¿Qué sucede con los que no se ajustan a lo normal?
A nadie se le escapa que estar fuera del promedio puede acarrear dificultades, que las personas afectadas sienten especialmente. Recuerdo un cuento sobre dos cántaros que lo refleja perfectamente. Uno era «normal», el otro tenía una grieta en su costado. El aguador los llenaba en el río y para cuando llegaba a casa, el primer recipiente estaba lleno y el otro por la mitad. Al comprobar esa situación, el cántaro agrietado se dirigió a su propietario:
—Cada día te veo hacer un gran esfuerzo para traer agua. Yo pierdo la mitad por el camino. Sé que me tienes cariño, pero entendería que quisieras deshacerte de mí.
Del docente, perdón, del aguador cabría esperarse que prescindiera del cántaro roto. Todos, incluido el propio implicado, lo entenderían. Sin embargo, el hombre supo reconocer la virtud más allá de los criterios normales:
—Es cierto, tú me aportas la mitad del agua que los demás, pero también haces algo que quizá no sepas: me alegras cada mañana. Vamos a hacer una cosa, durante el trayecto de vuelta quiero que te fijes a qué lado del camino crecen las flores.
Foto de Dani Vázquez vía Flickr |
Todos podemos aportar valor de algún modo, unos más otros menos pero hacemos mayor el valor general. Todos merecemos nuestra oportunidad para mostrar que podemos ofrecer, que quizás tenga un valor diferente y no como el que esperas, pero es valor.
ResponderEliminar-También podía llenar el cántaro roto por la mitad; el del cuento me refiero y no cargarlo hasta arriba el trozo de camino que fuera-.
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ResponderEliminarEs la vocación del docente o del pedagogo la que no le permite prescindir de ningún alumno por muchas dificultades que este posea o, al menos, así debería ser. Todos los alumnos tienen algo bueno que aportar a la clase y es misión del docente, junto con sus alumnos, averiguar en qué destaca cada persona, facetas que no tienen por qué estar relacionadas con lo académico.
ResponderEliminarEs nuestra función como docentes sacar lo mejor de cada alumno. Ser conscientes de que todos son diferentes pero que todos son totalmente capaces de llegar a algo en la vida y, por supuesto, tienen su lugar en el mundo.
ResponderEliminarTeniendo todos la misma capacidad cada uno tiene diferentes talentos, tal como soportar contener agua o regar el campo durante el trayecto. Cada individuo tiene su función diferente a la de los demás en la vida, gracias a las diferentes aportaciones de cada persona se crea un gran mundo diverso.
ResponderEliminarCreo que es un cuento precioso y con el que se evidencia que cada persona tiene algo que aportar siempre. Como en el relato, como docentes debemos aprender a saber mirar más allá de lo que se observa a simple vista, debemos profundizar en el conocimiento de cada uno de nuestros alumno/as, porque lo que está claro y de lo que no me cabe la menor duda es de que en cada equipo de trabajo, clase, ... todos y cada una de las personas que forman parte tiene algo valioso y necesario que aportar. Porque somos diferentes y nuestras cualidades son únicas. Como profesores/as debemos saber apreciarlas.
ResponderEliminarTodos los niños son diferentes con sus propias características, su personalidad y todos tienen algo que puede ayudar al beneficio de todos. Por desgracia, actualmente, se observa en las aulas como algunos profesores prescinden de aquellos alumnos que no contestan a todas las preguntas que ellos plantean por ejemplo y le dan prioridad a aquellos que siempre tienen la mano levantada. En este caso, los docentes deberían sacar de cada alumno aquello que tienen como virtud y potenciarlo.
ResponderEliminarTodos somos diferentes. Todos tenemos algo que aportar. Hasta la persona más ausente, menos dotada motrizmente o con menos competencia matemática, tendrá algo que decir y aportar. En el fondo, las varas de medir que utilizamos se basan en unos estándares construidos a lo largo de los años que en ocasiones distorsionan la verdadera valía de las personas. Por eso es tan importante potenciar el trabajo en equipo, porque así todos verán que tienen alguna cualidad que otorgue valor a un producto desarrollado por todos. Esa cualidad es indispensable para la buena marcha y consecución del objetivo.
ResponderEliminarBonita enseñanza con el cántaro, pero la realidad es mucho más dura: si no funcionas, se te desecha. Ahora bien, ¿cómo definimos ese funcionamiento? El cántaro hacía las funciones de regadera, y las personas pueden tener una gran variedad de talentos. Si no eres bueno en la escuela, no quiere decir que no tengas otras capacidades. Sin embargo, tendemos a tachar de inútil y vago al que no obtiene buenas notas. Quizás esa persona sea una Gillian Lynne que no ha encontrado aún su camino.
ResponderEliminarEn este post, al igual que en los anteriores sobre Joaquín y sobre los superdotados, se trata el tema de la igualdad. El hecho de no dar de lado a ningún miembro de un colectivo, sea cual sea la circunstancia en la que cada uno se encuentre.
ResponderEliminarSe ejemplifica muy bien con un símil relacionado con la economía, “la organización del trabajo”. Se compara con la función que puede cumplir cada miembro de un colectivo.
En el cuento de los dos cántaros pasaría igual que en una escuela: aunque haya algún alumno/a que por una circunstancia sea algo diferente a otro/a, el trato no debe ser diferente, sino que debe ser integrado al colectivo, y aportará lo que pueda.
Creo que el cuento del aguador tiene una moraleja bastante bonita: de los defectos o, mejor dicho, características menos positivas, obtener un resultado maravilloso.
ResponderEliminarLos docentes deberían tener en cuenta que lo que en un principio parece una carencia o defecto, que todo aquello que se sale de la "norma", puede ser, en el sentido metafórico de la palabra, extraordinario.
Ser diferente no significa que está mal o que tiene que ser cambiado. Simplemente hay que comprenderlo y saber adaptarse a sus circunstancias y atender a sus necesidades.
¿Qué es lo "normal" o qué es "anormal"? El término de normalidad ha sido establecido por la sociedad, lo que hace todo el mundo frecuentemente es algo aceptado por los demás. Pero, ¿y si a mi no me apetece hacer lo que hacen los demás?. A mi me apetece ser yo misma, salir de los prejuicios sociales y por ello no soy ni normal ni anormal. Soy yo.
ResponderEliminarDebemos concienciarnos de esto, eliminar el etiquetaje de nuestras vidas y tratar a las personas como verdaderamente son. Todos tenemos el mismo derecho a pertenecer al mismo colectivo, sin distinción ninguna, cada uno somos imprescindibles para la sociedad, como la madera al carpintero.
Todos en mayor o menor medida en esta vida aportamos nuestro granito de arena, pues de eso hablábamos en post anteriores, de la diversidad y de como seguir aprovechándola.
ResponderEliminarLos docentes están cada vez más capacitados y ellos son los encargados mayormente de potenciar y aprovechar las distintas cualidades que proporciona el alumnado. Por ello considero que tienen en sus manos una labor muy importante, y todos juntos tenemos que ser capaces de que esto no cambie, sino al contrario, destruir todos los estándares. Pues todos hemos nacido para un fin distinto (los grandes proyectos necesitan todo tipo de persona).
El cuento del cántaro tiene una moraleja muy bonita y ojalá fuera aplicable a la vida cotidiana. Por desgracia, lo "anormal" o lo que funciona peor o diferente a lo "normal establecido" es tratado como un deshecho social, ni siquiera se piensa en ofrecer una oportunidad de que esa persona demuestre sus habilidades la mayoría de las veces.
ResponderEliminarPersonalmente, me cuesta mucho distinguir lo "normal" de lo "anormal". ¿Quién establece la normalidad y bajo qué criterio? Todos somos personas y, por tanto, iguales dentro de la diversidad impuesta socialmente y, por desgracia, es un factor que se olvida en muchas ocasiones.
La sociedad en la que vivimos es diversa, todos aportamos algo interesante a ella. En vez de estandarizar que es lo normal o no, debemos aprovechar esta para enriquecernos.
ResponderEliminarCon el cuento del cántaro podemos ver un claro ejemplo de ello, uno de los cántaros realizaba la función de transportar una gran cantidad de agua y, el otro, que aparentemente había perdido su función puesto que estaba rajado, transportaba menos, con la sorpresa de que al perder agua estaba creando vida.
Las soluciones y las situaciones que se generan ante la diversidad, cuando se sabe extraer lo positivo, como las cosas realmente importantes de la vida…es maravilloso. Como una simple historia como la del cántaro puede producirme tanta empatía y sensibilizar. También provoca sentimiento de orgullo hacia esa persona que supo ver. Son lecturas muy interesantes para exponer a una clase y luego debatir o como la del rey o la del carpintero. Todas idóneas para sensibilizar ante la diversidad y la inclusividad.
ResponderEliminarSe critica mucho la normalidad, que no está mal mostrar otros puntos de vista, pero ¿y si el problema está ahí? ¿y si lo que hace falta es la normalización de las cosas, personas y situaciones para no alterar (o que no nos altere) la realidad tal y como es?
ResponderEliminarSe puede mejorar, en caso de volverse un cántaro roto, se puede normalizar tu nueva situación y tu nueva función, sin necesidad de pasar por el planteamiento de ser tirado a la basura.
En este post podemos obtener una moraleja preciosa que es que incluso de algunos defectos podemos sacarle provecho a su lado bueno, porque siempre hay que mirar el lado bueno de las cosas y sobretodo de las personas. La soculión no es siempre apartar sino buscar el lado de bueno.
ResponderEliminarLa historia del cántaro "anormal" es preciosa y pienso contársela a mis futuros alumnos y alumnas e incluso a mis primos pequeños para que aprendan y respeten la diferencia y el valor de esta.
ResponderEliminarLa magia de la humanidad reside en que nadie es igual a otro y que sabemos admirar la belleza en cada tipo de persona.
En un artículo anterior a este se hablaba del caso de Joaquín que aún teniendo una dificultad era adorado por sus compañeros y estos consideraban haber aprendido más de él que él de ellos.
En mi caso, Joaquín se llamaba Juanlu y tenía síndrome de Down y más allá de ser excluido o estar triste, era de lo más feliz y lo queríamos un montón en mi clase.
“Neurodiversidad: ha llegado el momento de un nuevo concepto”, recoge los elementos
ResponderEliminarde base para comprender este constructo, planteando que más que un eufemismo es una nueva
posibilidad de reconocimiento de la diversidad: “Las lecciones que hemos aprendido acerca de la biodiversidad y la diversidad cultural y racial han de aplicarse también al cerebro humano” (Armstrong, 2012).
Las familias tenemos mucha culpa en la forma en la que preparamos a los niños y niñas para que acudan a la escuela. Les exigios que rindan como los demás. Las escuelas asumen este rol y los maestros se deuan llevar por la burocracia educativa.
ResponderEliminarCómo podemos poner en valor las (altas) capacidades de cada niño. Lo primero creo que es comprender lo que este texto nos explica. Todos pueden aportar algo y entre todos se puede construir algo de un nivel superior. Despues todo vendrá solo
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ResponderEliminarEstos dos relatos ponen de manifiesto la valía de todas las personas, independientemente de las capacidades para las que estemos dotados. De acuerdo a los cánones que rigen nuestra sociedad, tendemos a valorar factores como lo bello o lo productivo desechando aquello que no se ajusta a la demanda. Y eso se manifiesta también en la escuela, donde a veces muchos alumnos se ven discriminados por no adaptarse al modelo dominante. Creo que la individualización y el factor humano son elementos que el docente debe tener muy en cuenta para sacar a la luz lo mejor de cada uno de los niños con el fin de evitar la marginalidad y de paso beneficiar a todo el conjunto, porque si queremos construir una sociedad más justa, debemos concienciar y concienciarnos de que absolutamente todos tenemos capacidades y algo que aportar a los demás.
ResponderEliminarUn tema muy importante es el de equidad, tratar a todos por igual. Sería fantástico que los profesores y profesoras tratarán a sus alumnos de manera que cada uno de ellos reciba lo que necesita. No todos somos iguales ni tenemos las mismas necesidades.
ResponderEliminarEs sin duda uno de los relatos que más me han gustado, de los que he leído hasta ahora. Creo que cada uno por diferentes que seamos tenemos algo que aportar a la sociedad, y todos aprendemos de todos. El cántaro roto me recuerda mucho a un niño que por tener alguna necesidad educativa se siente inferior a los demás y piensa que no tiene la misma valía que los demás, por eso es labor del docente de tratar a todos sus alumnos por igual, intentando que todos se sientan valorados y acogidos en clase y adaptando en la medida de lo posible el ritmo de la clase a las necesidades y demandas de sus alumnos.
ResponderEliminarMe parece que se trabaja sobre una idea en la que deberían reflexionar todos los estudiantes que están formándose para ser futuros docentes, y que posteriormente ellos hicieran reflexionar a este respecto a los padres. Cada persona tenemos unas habilidades y unas características y todos somos necesarios.
ResponderEliminarMe recuerda un poco a esa historia en la que un profesor comenta que si no se esfuerzan solamente servirán de barrenderos, y ese padre que le dice a su hija que no se entristezca, que la sociedad también necesita barrenderos y que ella será lo que quiera ser. Pero si tiene que barrer las calles será la que mejor lo haga.
La norma únicamente debería establecerse para trabajar con ella, pero no para penalizar a quienes se salen de ella; bien por encima bien por debajo.
Un relato precioso. Como comenté en un post anterior, como sociedad estamos obsesionados con la idea de estandarizar todo, de catalogar las cosas como “normal” o “anormal”, nos vestimos igual, vamos a los sitios solo porque son sitios de moda y todos van y es lo normal, todo gira en torno a esta idea, y la escuela no es menos. Si nos centráramos en destacar, o como mínimo no desprestigiar, esas diferencias que tiene cada uno creo que podrían conseguirse cosas maravillosas y descubriríamos un montón de talento que ahora mismo está oculto.
ResponderEliminarUn post muy bonito. Sin duda alguna es importante dar valor a nuestras virtudes en vez de frustrarnos por aquello a lo que ''no llegamos''. A veces solo tenemos que reajustar nuestras expectativas
ResponderEliminarCada post que leo me gusta más y pienso en cuántos docentes deberían detenerse a leerlos, a extender su formación, mucho más allá de cuestiones lógicas. Si no que sean capaces de comprender a los alumnos y alumnas que tienen delante de ellos cada día.
ResponderEliminarDesde mi punto de vista, los responsables de que no se valore la neurodiversidad en las aulas son los propios docentes. Cuando hay alumnos que no responden como ellos querían, los apartan y pasan desapercibidos en las clases, sin que sean capaces de sacar el jugo que estos llevan dentro. Cada alumno tiene sus propias características y no todos los alumnos sirven para todo. Pero lo que está claro es que cada uno lleva consigo su propia esencia y es el docente quien tiene que intentar sacarla y que sea el niño consciente de ello.
ResponderEliminarUna vasija agujereada no tiene por qué ser un problema, una vasija diferente puede aportar cosas que las otras vadijas homogéneas no podrían ofrecer más allá de aquello para lo que fueron diseñadas.
ResponderEliminarUna de las funciones de los docentes es sacar todo lo bueno y toda la "inteligencia" que haya en ellos. Cada niño tiene unas determinadas características diferente a los de sus demás compañeros. Eso es lo que hace que una clase sea rica en términos de diversidad; cada uno es diferente y entre ellos hacen un grupo perfecto.
ResponderEliminarAquí se ve claramente como todos tenemos habilidades especiales y diferentes. Sabiendo esto, el docente tiene exprimir al máximo esas habilidades para que cada uno de lo mejor de sí mismo.
ResponderEliminarTodas las personas aportamos algo a alguien más, si observamos con detenimiento podremos analizar la función que tenemos en esas personas que nos rodean. Ver mas allá de lo evidente es apreciar el valor que tenemos todos, la gran variedad de pensamientos, actitudes y acciones ayudan a conformar un engranaje colectivo, no todos podemos encajar en la “norma” pero desde la perspectiva correcta la diversidad ayuda a la armonía del conjunto social.
ResponderEliminarTodas las personas, por muy diferentes que seamos, tenemos algo que aportar. El profesor/a tiene un papel muy importante, hacer ver que eres importante.
ResponderEliminarEn este relato se pone de manifiesto el valor que tiene cada persona, independientemente de las fortalezas y debilidades con las cuales hemos nacido. Todo va de acuerdo a los cánones que la misma sociedad nos impone. Si estás coinciden en la medición de los perfiles indicados y los valores no se ajustan a la demanda, no solo del mercado profesional sino afectivo, corres el riesgo de ser anulado o apartado. Esto se manifiesta no solo en la escuela sino en el hogar, donde a veces muchos alumnos se ven discriminados, por no adaptarse a un modelo específico.
ResponderEliminarGran reflexión que nos deja en la que como docentes debemos guiar al alumno para que dé lo mejor de sí independientemente de la "norma".
ResponderEliminarEs incomprensible que un docente, el cual tiene la tarea de despertar en los corazones de sus alumnos lo mejor que llevan dentro, se limite a seleccionar que alumnos son válidos o no. Todas y cada una de las personas que se sientan en nuestro aula merecen ser reconocidas por nosotros como personas con grandes virtudes, listas para poner en práctica. Aunque a veces pase desapercibido el esfuerzo que ponen nuestros alumnos por aprender, debemos valorar todos los pasos que dan para mejorar.
ResponderEliminarEs verdad que a veces, incluso los propios individuos que se sienten diferentes tratan de aceptar que esa es su realidad. El problema no está en ser diferente sino en no saber valorar la diferencia como algo positivo, y no saber ver el lado bueno de ser o tener una cualidad especial. En la diversidad está la riqueza y en el respeto hacia esa diversidad está la unión y el poder. Por lo tanto, desde pequeños se nos debería enseñar a valorar la diversidad en todos los aspectos de la vida ya que esto nos traerá riqueza personal.
ResponderEliminarDesde mi punto de vista la normalidad es relativa, no podemos apegarnos a lo que creemos normal y cerrarnos en esa visión, ya que no todas las personas pueden verlo de la misma manera o lo pensarían diferente a su normalidad, adicionalmente se debe de tener en consideración que las cosas están en constante cambio y cerrarse en un solo punto seria cerrarse al progreso. También abriéndonos a la diversidad de realidades, se aprende a apreciar las aportaciones que todos realizamos.
ResponderEliminarCada uno de nosotros somos diferente del resto y tenemos algo positivo e necesario que aportar al grupo que es imprescindible.
ResponderEliminarSoy adulto indigo. En mi pais como en el resto del mundo piensan que es como ser homosexual.
ResponderEliminarAtraso total.
Neurodiversidad implications que no vemos alucinaciones y todo esta en la imagination.
Pero yo no digo que deba trastocarse el agradecimiento a los medical y las farms.
Pero si hay que agiornarse.
Les dejo mi libro.
https://archive.org/download/indio-indigo.-corregido-y-o-aumentado./INDIO%20INDIGO.%20Corregido%20y-o%20Aumentado..pdf
Me llamo Teresa. Siempre, como persona y como educadora, he reflexionado sobre la forma en que los demás han reaccionado ante aquellas personas que "se salían de lo normal", como decía la gente entonces en sentido negativo y despectivo. Aunque fuera algo positivo aquello que les hacía destacar, eso despertaba en muchas de las personas consideradas "normales" la famosa envidia porque algo original y diferente se le hubiese ocurrido a otras y no a ellas. A lo largo del tiempo, la diversidad se ha ido viendo desde otro punto de vista, ahora se ve cada vez más como algo enriquecedor e innato. Ya no se lucha por esconder y por despreciar las diferencias, ahora se muestran y se valoran cada día más, aunque todavía nos queda un camino por andar para interiorizar y aceptar a nivel cultural y personal las diferencias y la validez de cada una de ellas con sus particularidades.
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