Schoolcor café

Foto de Yamila Mimun

A pie de obra, la carga laboral abruma. Si no perteneces al mundo educativo, quizá no sepas que todo está cambiando (...) De ahí que si te encuentras a uno de esos albañiles de la tiza y le preguntas «qué estás haciendo», es posible que su respuesta sea: «¡Aquí sudando! No paro de mezclar cemento y pegar ladrillos, y esto no acaba nunca. Además no me quito de encima al capataz». Entiéndelo, puede que tú contestaras lo mismo en su situación. Pero cuando llega a casa, ese incansable obrero toma conciencia de la verdadera dimensión que tienen sus pequeñas acciones del día a día, y puede decirse a sí mismo: «Estoy haciendo una catedral», porque esa es la verdadera magnitud. Pedagogía vía Twitter

En este post nos descubrimos ante uno de esos maestros capaces de visualizar la catedral en un día a día plagado de pesadas piedras que mover, tallar y pulir. Un tipo que mantiene su colegio abierto once meses al año, capaz de estudiar e imitar la voz de un conocido personaje cinematográfico solo para captar la atención de su alumnado, o de producir un canal de YouTube para llegar a las familias. "Schoolcor café" es el nombre de un programa de entrevistas y tertulia que tiene mucho de aquellas técnicas que el gran Freinet diseñó para dotar de sentido al desarrollo de la competencia comunicativa.

Cuando me propuso participar, Miguel Ángel me explicó su motivación en estos términos: «Para cambiar el futuro que este barrio tiene previsto para mis alumnos, necesito contar con las familias. Si no vienen al colegio, yo me voy a encargar de que el colegio vaya a sus casas; y no se me ocurre una forma mejor para entrar que colarme por su ventana favorita: el plasma de cuarenta pulgadas que tienen en el salón. Cuando su hijo salga en la tele, ya verás como la "mama" y el "papa" se tragan un programa de cuarenta minutos sobre educación». Cómo negarse...


Una vez visto desde dentro, no cabe más que felicitar al CEIP Manuel Altolaguirre por su acción para promover la sociedad del aprendizaje en uno de los barrios con mayor riesgo de exclusión social de la ciudad. Una línea de trabajo que bien podría firmar el mismísimo Paulo Freire, que tanto defendió la necesidad de intervenir desde el profundo conocimiento y la auténtica realidad del contexto.

Será a partir de la situación presente, existencial y concreta, reflejando el conjunto de aspiraciones del pueblo, que podremos organizar el contenido programático de la educación y acrecentar la acción revolucionaria. (Freire, 1992: 115).
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La ventana de mi clase

Foto de Coral RV photos

A pesar del título, este post no pretende que dirijas la mirada hacia el exterior de tu clase o empresa. Todo lo contrario, se trata de mirar hacia el interior. En concreto te propongo analizar cómo son los procesos de comunicación de tu grupo. Para ello nos valdremos de una herramienta del cognitivismo con gran potencial pedagógico: LA VENTANA DE JOHARI.

Los investigadores Joseph Luft y Harry Ingham desarrollaron un modelo teórico para explicar cómo fluye la comunicación entre las personas. Su aportación se organiza a partir del estudio del individuo como emisor y receptor de mensajes. Se articulan dos áreas de análisis: "el YO desencadenante" (la comunicación surge a iniciativa propia) y "el OTRO desencadenante" (el origen de la comunicación es una actuación, actitud, opinión del otro que nos lleva a solicitar y/o recibir información). A partir de la relación entre estas dos áreas, se dibuja un gráfico en forma de ventana que ayuda a interpretar los procesos comunicativos interpersonales.


¿Qué significado tiene cada "cristal"?

ÁREA LIBRE. Representa todo lo que conocemos, y también lo que los demás conocen, de nuestra comunicación. Engloba lo que somos (sexo, edad, cargo...) y lo que logramos transmitir (ideas, emociones, opiniones...).

ÁREA OCULTA. Incluye todo lo que conozco de mí, y que los demás ignoran (intenciones, sentimientos verdaderos, opiniones reservadas...).

ÁREA CIEGA. Es todo lo que los demás ven en nosotros cuando comunicamos, y que nosotros no somos capaces de ver (miedos, inseguridades, actitudes...).

ÁREA DESCONOCIDA. Formada por todo aquello que ignoramos de nuestra comunicación, y que los demás también ignoran (potencialidades, experiencias, aprendizajes inconscientes...).


¿Cómo construir la ventana de mi clase?

La ventaja de Johari se concibió como una herramienta de análisis de la comunicación propia. Es un recurso que permite diagnosticar las áreas de mejora con el fin de articular medidas para el progreso individual. Se puede aplicar, por ejemplo, a partir de un test como este.

En este post vamos un poco más allá, adaptando la aplicación a un grupo con el fin de obtener una perspectiva global del contexto comunicativo. ¿Te atreves a construir la ventana de clase? Estos son los pasos:

PREPARACIÓN. Dibuja una "ventana sin cristales" en la pizarra. Divide los ejes de abscisas y ordenadas en tantas partes (iguales) como personas vayan a participar. Junto a la ventana, haz una tabla con dos columnas: "YO" y "OTRO". Por último, llena el marco de la pizarra con post-it de dos colores.

REFLEXIÓN. Solicita a cada miembro del grupo que piense en (A) la persona con la que realiza más intercambios comunicativos, y que califique con un adjetivo esa relación. También podemos perdirles que piensen en (B) la persona que tienen a la izquierda, y que hagan lo mismo.

ACCIÓN. Es el momento de levantarse, coger un post-it y escribir el adjetivo que han pensado (una palabra por cada trozo de papel). Indica que si el adjetivo describe algo negativo, usen un post-it rojo; y si es positivo, verde.

Cada persona colocará su post-it en la columna adecuada, según quién desencadene habitualmente la comunicación en la relación seleccionada: "el YO" o "el OTRO".

CONSTRUCCIÓN. Cuenta el número de papelitos de las columnas "YO" y "OTRO" y utiliza los dos valores para marcar una medida en cada eje ("YO" en abscisas y "OTRO" en ordenadas). Traza dos líneas perpendiculares para dibujar tu ventana.


¿Cómo interpretar el mi ventana?

El diseño pedagógico en formato de dinámica aporta un resultado más rico que el test. Para interpretarlo, te proponemos atender a tres aspectos:

FORMA. La ventana resultante y la teoría Joseph Luft y Harry Ingham te darán la primera interpretación.

COLOR. El color de los post-it en las columnas aportará más datos. Por ejemplo, un "área libre" pequeña puede estar motivada por una relación comunicativa negativa (si predominan los papeles rojos) o por el desconocimiento entre los miembros (si hay más verdes).

TEXTO. Otra aportación interesante vendrá dada por la lectura de los adjetivos seleccionados.



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Incidentes críticos

Foto de Charlie Wales vía Flickr

Cuando trabajas en el ámbito de la pedagogía laboral pronto descubres que los aprendizajes profesionales más valiosos no suelen realizarse en un aula, sino en el propio centro de trabajo. Esta realidad nos empuja a buscar metodologías formativas que vayan más allá de las lecciones magistrales. Un buen exponente de opciones renovadoras es la Práctica Reflexiva (que ya hemos tratado aquí). Este post profundiza sobre otra metodología de cambio que se nutre de la experiencia profesional y del análisis entre iguales para generar aprendizaje.


Un incidente crítico es un evento significativo que ocurre en el ámbito laboral. Un hecho con potencial para desencadenar cambios en la identidad o en los procesos profesionales, ya sea por su poder desestabilizador, por la dificultad de resolución o por su capacidad para desafiar los roles y concepciones establecidas. Es, en suma, una experiencia con grandes posibilidades formativas.

Como afirma Carles Monereo, el análisis de los incidentes críticos abre la puerta a una modalidad co-creativa del conocimiento profesional. No es algo baladí, implica aceptar que el desarrollo de una competencia profesional es más efectivo cuando el objeto y el producto de aprendizaje están determinados por las personas implicadas, y no vienen predefinidos desde "arriba" (modalidad pre-constructiva del conocimiento).

¿Cómo aprovechar un incidente crítico?

El aprendizaje a partir de incidentes críticos no es algo nuevo. En el mundo sanitario, por ejemplo, las sesiones clínicas son una de las principales fuentes de generación de conocimiento. Los docentes tampoco son ajenos al intercambio de opiniones en torno a problemas comunes. Sin embargo, la articulación como un incidente crítico implica sistematizar un recorrido analítico que permitirá extraer toda la esencia formativa de las experiencias profesionales significativas. Para ello, proponemos la siguiente secuencia:

SELECCIONAR. Más que buscar o provocar, se trata de identificar una experiencia profesional que tenga la relevancia para ser considerada un incidente crítico: un problema complejo, una carencia que altere el proceso didáctico, una oportunidad de mejora, etc.

REGISTRAR. Es importante recabar la máxima información posible, el relato personal puede quedar algo sesgado. Sería oportuno contar también con las perspectivas de otras personas que hayan estado directamente implicadas. Entrevistas, grabaciones, matrices de resultados... Todo ello puede contribuir a delimitar el incidente crítico.

COMPARTIR. La visión compartida entre iguales es una de las grandes aportaciones de este método. Debe ser una comunicación profesional, en la que queden al margen los juicios de valor, el temor a las consecuencias por una actuación errónea... Una alianza de equipo (ver cómo se hace) puede ayudar a crear este clima de horizontalidad.

ANALIZAR. El verdadero valor del incidente crítico vendrá determinado por la capacidad de vincular el hecho con experiencias, teorías y propuestas. Se trata de generar un espacio para el debate y para la generación de ideas. E aquí el verdadero aprendizaje.

PRODUCIR. El aprendizaje siempre debe concretarse en una mejora profesional o sistémica. El valor de esa conclusión será incuestionable, por cuanto parte del una situación real, que está contextualizada y que se trata para aportar un valor de mejora.

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Contexto emocional

Foto de Mª Elena Correas

Seguro que conoces la pirámide de necesidades de Abraham Maslow. Es una teoría clásica que establece una jerarquía de las necesidades humanas, y ha sido referencia para mejorar la motivación en diferentes ámbitos. Sin embargo, sus posibilidades van más allá. Este post recoge una experiencia en la que se analiza el contexto emocional de un grupo-clase a partir de la pirámide de Maslow.

Dinámica

Comienza solicitando a cada uno de los miembros del grupo que describa, al menos, TRES experiencias vitales significativas. Es importante que cada persona analice si esas experiencias han causado emociones agradables (en este caso deberán escribirlas en un post-it de color amarillo) o emociones desagradables (que irán en un post-it rosa).

A continuación, pide a cada persona que ubique sus experiencias en la pirámide de Maslow (dibujada sobre el suelo del aula), en función de si la vivencia está vinculada a la satisfacción (a la izquierda) o a la ausencia (a la derecha) de una de las necesidades de la pirámide.


Interpretación

La distribución de los papeles evidenciará que la privación de necesidades tiene que ver con emociones desagradables; mientras que la satisfacción está vinculada a emociones agradables.

¿Qué tipo de necesidades predominan en tu grupo?, ¿hay más emociones agradables o desagradables? Un simple vistazo de la distribución de los pequeños papeles en tu pirámide ya te dará mucha información sobre el contexto emocional de tu grupo. Pero nada será más revelador que leer los post-it y acercarte a la realidad emocional de cada una de las personas de tu clase.


Si alguien tiene hambre, tendrás que ayudarle a conseguir un bocadillo antes de enseñarle a hacer su currículum vitae. Comentario de clase.

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