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Cuando impartía clases de Educación Física tenía muy claro cuál era el fin último de la asignatura: que mis alumnos y alumnas se engancharan al deporte... que siguieran practicando actividad física después de la jornada lectiva y, sobre todo, al término de su etapa escolar; lo que implicaba desarrollar su autonomía y motivación por la materia. La etapa escolar se limita a unos pocos años, sin embargo aprendemos durante toda la vida. Por ello, el FIN DEL LA ESCUELA también debe ser: que el alumnado PUEDA y QUIERA seguir aprendiendo siempre.
Con tal propósito, los deberes de verano (en su concepción tradicional) no tienen mucho sentido. Tampoco los de «invierno», a los que ya le dedicamos un post.
«Profe, tú ya sabes sumar bien. Pues imagina que cada tarde tienes que hacer cincuenta sumas, ¿vas a aprender a sumar mejor o a odiar las matemáticas?» Pedagogía vía Twitter
Si durante el curso has trabajado para que tus alumnos quieran y puedan seguir aprendiendo, no te preocupes, YA HAS PUESTO LOS DEBERES DE VERANO. Consistirían en algo parecido a lo que Rodolphe Töpffer ya recomendaba al terminar sus clases allá por el siglo XIX: «Ahora aprende del entorno y del contacto con la gente. La escuela solo es una parte del mundo, descubre el resto». John Dewey también lo defendía en su célebre obra Experiencia y educación (1938). Más recientemente, el maestro italiano Cesare Catà revolucionó las redes con su particular lista de tareas (ver traducción):
Topffer, Dewey y Catà tienen un mensaje común: VIVE MIRANDO CON OJOS DE APRENDER (o aprende de tus vivencias). Algo que difícilmente se podrá aplicar durante el periodo estival si, previamente, la escuela no se ha propuesto:
- Alentar la CURIOSIDAD y las GANAS DE APRENDER que el ser humano ya trae de serie.
- Desarrollar la RESPONSABILIDAD respecto al propio aprendizaje. No se trata de aprender porque alguien nos enseñe, sino de aprender porque queremos.
- Promover el AUTOCONOCIMIENTO para descubrir qué se nos da mejor, qué nos gusta...
- COOPERAR para conseguir metas que no podríamos alcanzar en solitario.
- Tener PACIENCIA y TOLERAR EL ERROR. El aprendizaje lleva su tiempo e implica tropiezos.
- Observar con CAPACIDAD CRÍTICA para aprender incluso de las malas experiencias.
¿Acaso hay mejores «ejercicios de aplicación» para aprender este verano?
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