Foto de Christopher Alpizar vía Flickr |
Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos. Martin Luther King
Seguro que has vivido esta situación: dos chicos tienen un conflicto que acaba mal. Posteriormente los vuelves a reunir para que las palabras arreglen lo que los puños rompieron. Repasas los hechos y expones sus consecuencias para que comprendan su error... o eso quieres creer. La realidad es que los «púgiles» solo esperan a que termines pensando: «HABLA mucho que NO TE ESCUCHO». También sucede con adultos, ¡qué difícil es llegar a algunas personas!
En el fondo del mar había un pez al que le ocurría algo similar con un ostra. Quedó maravillado por la belleza de su perla y anhelaba acercarse al corazón de ese ser capaz de crear algo tan extraordinario. Sin embargo, cada vez que lo intentaba, la ostra se cerraba. Primero trató de convencerla para que aflojara sus valvas, después quiso abrirlas por las bravas. Solo consiguió que se cerraran con más fuerza.
El profesor Pedro Uruñuela tiene gran experiencia en el trabajo de la convivencia en los centros educativos. En su último libro analiza mensajes implícitos en la forma de abordar un conflicto que solo consiguen, a veces inconscientemente, que las ostras se cierren con más fuerza. Decir lo que se debe hacer, amenazar con castigos, sermonear, interrogar, ironizar, ridiculizar... son anabolizantes para los músculos que cierran las valvas.
Aquel pez buscó ayuda: ¿qué podría hacer para llegar al interior de la ostra? «Obsérvala, escucha su movimiento e intenta conocerla. Después, acércate con naturalidad, no te impongas. Despierta en la ostra el deseo de comunicarse contigo», le aconsejó el Uruñuela de los peces. Y funcionó, intercambiaron las primeras palabras.
Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo. Evoca primero en los hombres y mujeres el anhelo del mar libre y abierto. Antoine de Saint-Exupèry
En muchos de nuestros institutos han comprobado que estos consejos también sirven fuera del mar. Son la base para la formación de alumnos-mediadores, que además aprenden a: elegir el momento adecuado para intervenir, escuchar activamente para comprender el conflicto, empatizar, comunicar de forma asertiva y buscar puntos de acuerdo.
Esta pedagogía «abreostras» logra mejores resultados que la tradicional «charla» u otras medidas punitivas. Buena prueba de ello son las valoraciones positivas de la convivencia que realizan los centros que las aplican. Además, la ostra y el pez… se están conociendo.
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