La diversidad según Procusto

Foto de John Tyler vía Flickr

El colibrí azul es caprichoso. A veces, de forma inesperada, se posa sobre un tuit y lo convierte en viral. Acto seguido, el móvil no deja de vibrar entre likes, retweets y follows; aparecen troles y heaters dispuestos a morder para obtener su alimento; llegan propuestas variopintas vía MD; pero sobre todo, se abre un intenso debate en torno a la cuestión de fondo. Y solo por eso, merece la pena... Algo así sucedió con el hilo sobre el TDAH de Paquito y este post recoge —como siempre desde el prisma del autor— el resultado de tan singular prospección.


Más allá del TDAH, este hilo refleja un posicionamiento respecto a la diversidad en educación. Por suerte, quedaron atrás ideas como la exclusión o la segregación. En la actualidad, el debate se centra sobre la inclusión. Como dicen los amigos de @EditorialAljibe, hay quienes la entienden como un simple "dejar pasar" y quienes la asemejan más a una "bienvenida", reconociendo así el factor de enriquecimiento para el aula que trae consigo la diversidad.

En lugar de pretender que en algún lugar, oculto en un sótano oscuro, haya un cerebro perfectamente normal con el que el resto deben ser comparados, hemos de admitir que no existe ese estándar, así como no existe una flor estándar o una cultura estándar; y que, de hecho, la diversidad entre cerebros es tan maravillosamente enriquecedora como la biodiversidad y la diversidad cultural (Armstrong, 2012: 16)

Profundizando en las dos sendas por las que discurrió el debate, @AltesaAmils trajo a colación el mito de Proscuto.

El "bueno" de Procusto era un posadero que se impuso una misión en la vida: contribuir a depurar la gran Atenas. Para ello, desde su humilde negocio extramuros ofrecía alojamiento al viajero. Cuando el confiado huésped conciliaba el sueño, Procusto hacía una sigilosa comparación entre la estatura del durmiente y el tamaño del lecho. Si había coincidencia, podía estar tranquilo: el nuevo ciudadano de la polis cumplía el canon heleno, aunque casi nunca era el caso... La torturadora tarea —nunca mejor dicho— venía de la mano del desajuste: su conciencia le obligaba a serrar los pies del que sobresalía y a estirar las extremidades del que no llegaba al borde.

La locura de Procusto se prolongó hasta que el que llamó a su puerta fue Teseo. El héroe —sabedor de la obsesión de su anfitrión—, tumbó al posadero en el catre que cumplía la función de baremo estandarizor y, oh sorpresa, Procusto tampoco cumplía con las medidas que él mismo imponía a todo el que aspiraba a entrar en la ciudad.

La paradoja del posadero sigue viva en nuestra sociedad (ver +), y está detrás del desperdicio de mucho talento. Por ello, no está demás tenerla presente en educación y, especialmente, en todo lo que tiene que con la neurodiversidad. Si bien es cierto que la mayoría de intervenciones a partir del hilo son favorables a la bienvenida, siempre queda algún Procusto con ganas de hacer un mundo a su medida.

6 comentarios

  1. Valorar la diversidad dentro del grupo como algo positivo y enriquecedor es una de las principales metas que deberían marcarse los centros educativos y la sociedad en que vivimos.
    Pero, como alumna, me gustaría decir que aún quedan muchos Proscutos en la educación, que pretenden que sean los alumnos/as quienes se amolden a la realidad educativa, cuando es el/la docente quien debe plantear una realidad versátil y flexible, sin cánones establecidos, y unos espacios de calidad donde se produzcan encuentros pensados para todos.
    Creo que el principal problema de la inclusión parte del concepto erróneo de aprendizaje que hemos asumido, pues cuando se pone el foco en el aprendizaje, nos olvidamos de que trabajamos con personas diversas, con distintos intereses, necesidades y ritmos. Actualmente, se mide el aprendizaje como algo cuantitativo y cuando un alumno/a no demuestra haber adquirido suficientes conocimientos no es apto para continuar en el sistema. Y aquí entra la inclusión, pues se pretende que todos los alumnos/as pasen por el mismo aro, que desarrollen los mismos conocimientos, en el mismo espacio y tiempo. El objetivo es acumular el máximo de contenidos posibles. Pero, ¿Qué pasaría si el objetivo fuese simplemente experimentar, conocer, investigar y dejar que cada alumno/a aprenda lo que quiera y pueda aprender? Ahí no haría falta adaptar metodologías, contenidos u objetivos, pues todos aprenderían y construirían conocimientos útiles.
    Al final, el fin de la educación debería ser proporcionar herramientas útiles a los alumnos/as para desenvolverse en la vida diaria, y en lugar de eso se nos proporciona un sin fin de contenidos, que posteriormente olvidamos y que, en la mayoría de los casos, carecen de utilidad para nosotros.
    Para cambiar eso, no solo habría que editar el concepto de aprendizaje que todos conocemos, asumiendo que cada persona aprende de un modo diferente, sino que también deberían analizarse los conceptos calificar y evaluar, pues de algún modo cuando nos califican todos pasamos a ser un número, más o menos apto ¿A ojos de quién? y ¿Midiendo qué? No creo que la evaluación cumpla su función en la escuela actual pues evaluar implica orientar a los alumnos/as durante el proceso para que desarrollen al máximo sus capacidades, y autoreflexionar sobre la propia práctica docente, que siempre puede ser mejorable. Aplaudo a aquellos docentes que saben ser introspectivos y analizar su praxis, desviando por una vez el foco de atención de los alumnos a sí mismos y analizando qué pueden hacer para hacer su asignatura más atractiva, más flexible y más para todos.
    Si me preguntaran si los contextos educativos son inclusivos, contestaría un rotundo no, y ya no centrándome en la diversidad funcional que presentan muchos alumnos y alumnas, sino en todo lo anterior. No son inclusivos para ningún alumno/a, todos debemos medir por igual para poder entrar en la ciudad.

    ResponderEliminar
  2. En los últimos años, la educación inclusiva y su práctica ha recibido más atención y cada vez más apoyo a nivel internacional. Ya existen ejemplos de buenas prácticas en relación a este tema, sin embargo, es necesario fortalecer los modelos y hacerlos más estructurados, sistémicos y sistemáticos. Desde su origen hasta la actualidad, ha ido ganando dominio como movimiento que ha desafiado y ha rechazado las políticas, prácticas y culturas que promueven todo tipo de exclusión. Asimismo, la inclusión educativa va abriendo caminos con la finalidad de tener una educación eficaz para todo el alumnado.
    En este contexto, la educación inclusiva es un concepto muy amplio que busca posibilitar que todos los alumnos y alumnas, además de adquirir conocimientos, desarrollen actitudes, habilidades y hábitos que contribuyan a un bienestar social y mental. Se ha determinado que la inclusión es el enfoque preferido para proveer de formación a estudiantes con necesidades especiales. Por ello, recalcar que, pienso que a día de hoy, está ampliamente aceptado que las condiciones que se requieren para facilitar una inclusión exitosa son las mismas que ayudan y contribuyen a la mejora general en la calidad de una escuela y a altos niveles de rendimiento para todos los niños y niñas.
    Para finalizar, comentar que, debemos valorar la diversidad y no tacharlo como algo “malo” o “anormal” y, debemos, entre todos y todas, además de los centros educativos, seguir marcando objetivos y metas para continuar eliminando prejuicios, que aún perduran en sociedad.

    ResponderEliminar
  3. La educación ha ido evolucionando a través de los años para ir adaptándose a las necesidades que se le ha ido pidiendo trabajar por parte de la sociedad. Por supuesto la diversidad educativa no es una excepción, y necesita que dentro de ese contexto sea inclusiva. Aún así, siempre existen inconvenientes dentro del contexto educativo respecto con la inclusión de la diversidad en las aulas, muchas veces estas necesidades no son tomadas en cuenta o no se sabe cómo tratar con ellas adecuadamente, lo que provoca un ambiente inadecuado para la clase al ver que no se está progresando en la educación de los alumnos y alumnas. Por lo que, esa “adaptación” de la educación de la que he hablado antes no es del todo cierta a mí parecer, pues más bien la mayoría de las veces son los alumnos y alumnas los que tienen que amoldarse a lo que se les ofrece dentro del contexto educativo. El problema es que existen muchas personas y metodologías que no aspiran al cambio, a la modificación de la enseñanza tal y como la conocemos, y por lo tanto “no conocen” otro tipo de realidades e ideas o ni siquiera las consideran verídicas como la suya propia. Para terminar, en mi opinión los contextos educativos siendo inclusivos no son reales al 100%, por supuesto que con el paso del tiempo somos más conscientes de que es necesario que así sean y se ven los esfuerzos de muchos docentes y demás miembros de la comunidad educativa para mejorar la situación, pero es obvio que aún queda mucho camino por recorrer. Pero para ello, todos debemos aportar nuestro granito de arena, y no dejar de trabajar sin descanso hasta que se logre.

    ResponderEliminar
  4. En mi opinión seguimos encontrando a Procustos en nuestra sociedad, lo que nos lleva a plantearnos cuando hablamos de inclusión en los contextos educativos, que entendemos por una inclusión real. Desde mi experiencia como alumna, creo que he presenciado la evolución que se ha podido dar con el paso de los años con respecto a la educación inclusiva, tomando conciencia de ella con el paso de los mismos. Pero ahora bien, seguimos teniendo que avanzar, invertir y trabajar en educación pues como he dicho al comienzo, seguimos encontrando "Procusto con ganas de hacer un mundo a su medida", que impiden esa verdadera inclusión de todas las diferencias que tenemos, pues la buscamos para que la diversidad que encontremos, no solo en el aula, sea "bienvenida", "aceptada" e incluida, sirviendo de punto fuerte, y no de limitación; llevando esto a hacer sentir a todos/as los/as Paquitos que nos encontremos no culpables por ser "diferentes".

    ResponderEliminar
  5. En mi clase siempre se nos intentó enseñar igual a pesar de tener diferentes necesidades y se centraba el problema en quienes no cumplían las expectativas que exigía el profesorado.
    Quienes sacaban mejores notas eran los más alabados mientras que los que suspendían acababan interiorizando que no valían para nada porque se lo hacían saber.
    El alumnado acababa siendo etiquetado y estigmatizado además de en clase, limitando su experiencia de aprendizaje, en su vida diaria y vivencias futuras ya que en muchas ocasiones esto acaba frustrando y logrando que piensen que realmente se les da mal estudiar.
    El problema ha sido que siempre se haya intentado seguir el mismo patrón y obligar al alumnado a encajar en el mismo molde de supuesta excelencia y perfección.
    Aunque con el tiempo se ha intentado arreglar estas faltas tan grandes que tenemos en el sistema educativo, no siempre se ha hecho desde la perspectiva adecuada, ya que como he dicho, la necesidad de cambio se centra en el alumnado y su supuesta capacidad y no en las metodologías que se emplean.

    ResponderEliminar
  6. En mi opinión, claramente, los contextos educativos no son nada inclusivos. El profesorado intenta que todo el alumnado llegue a los mismos logros, cuando eso es imposible, partiendo de la base que cada persona tiene su proceso de aprendizaje. En mi experiencia personal, si tardabas más que los/as demás en aprenderte un temario en clase, te castigaban o te ponían una nota en la agenda para que tu familia viera que no estabas estudiando lo suficiente, cuando realmente lo único que pasaba es que esos conceptos no los había aprendido de manera rápida y eficiente. Recuerdo, cuando en mi clase había un alumno/a o dos, que siempre suspendían o no atendían en clase, en vez de preocuparse el profesor/a o ver cuál es el problema, lo que hacían eran sentarlos a parte en clase, y hacerles sentir culpables por su continuo fracaso escolar.
    Además, el currículo no está lo suficientemente adaptado a los distintos casos que te puedes encontrar en un aula, si un profesor/a, se encuentra a un alumno/a con necesidades específicas, es no incluirlo en la actividad de clase, porque no quieren invertir tiempo en hacer una programación. Por no hablar, que aún no ha cambiado el hecho de que nos sigan clasificando por una calificación numérica, que no es capaz de medir realmente el aprendizaje del alumnado o sus carencias. Poco a poco, en la actualidad se está intentando que haya una inclusión más realista, pero es un camino bastante largo que recorrer, porque de además de cambios en las metodologías y demás elementos, hace falta motivación por parte del equipo docente, y es algo que no todos/as son capaces de fomentar en ellos/as mismos/as.
    Aparte de la inclusión por parte del equipo docente, hace falta que el alumnado cada vez sea más empático, porque a veces son ellos mismos, que por desconocimiento, acaban ignorando o apartando a un lado a las personas que no consideran iguales a ellos/as. Desde temprana edad se debe de trabajar estos temas, para que la inclusión del alumnado NEE sea completa, además de sentirse a gusto con sus compañeros/as que es algo fundamental para la total inclusión.

    ResponderEliminar