Ecologías del aprendizaje


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Ecologías del Aprendizaje (2018) presenta los fundamentos para adoptar una perspectiva sistémica en el campo de la investigación educativa. Para ello se abordan cuestiones vinculadas a la generación del conocimiento y la adquisición de aprendizajes, a través de la narración de experiencias de investigación en quince comunidades de prácticas, entendidas como entornos en los que sus miembros están implicados tanto en aprender como en transformar las visiones del conocimiento.

Sin duda es un libro disruptivo, que se inscribe en un paradigma en plena ebullición en el campo de la investigación educativa y aporta una perspectiva que rompe con muchos convencionalismos en esta materia. Me atrevo a definirlo como un auténtico soplo de aire fresco que acerca la pedagogía a las realidades complejas y diversas de las comunidades de práctica. En estos contextos, la investigación es mucho más que extraer datos. Comprender, cuestionar y transformar son verbos que este libro conjuga en formas propias de Paulo Freire. Una lectura, en suma, más que recomendable para todos los profesionales dispuestos a abrir su mente a una investigación educativa más humana.

Se trata de una obra colectiva, cuyos autores tienen como nexo común la REUNI+D (Red Universitaria de investigación e Innovación Educativa) y un proyecto dirigido por tres grupos de investigación (Icufop de la UGR y UVA, Procie de la UMA y Nodo Educativo de la UEX). Estos tres grupos componen una red de sesenta investigadores.


La extensión de la universidad hacia proyectos transformadores es una pieza clave para avanzar en el sentido democrático y de justicia social, que se erigen como aspectos relevantes en el currículum y en la formación de los docentes, que incorporan aprendizaje informal, autónomo y autogestionado. Así, la propia formación del profesorado está presente en la construcción activa de la cohesión social, la defensa de la diversidad y la lucha contra la exclusión. Página 212


Martínez-Rodríguez, J. B. y Fernández-Rodríguez, E  (2018): Ecologías del Aprendizaje. Educación expandida en contextos múltiples. Morata.

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Primero pedagogía, después tecnología

Foto de Congreso TIC vía Flickr

En el Congreso EDUTEC 2018 se lanzó una pregunta a los profesionales de la educación. Te pongo en situación: las aulas de hoy son lugares en los que, quiera o no el docente, la tecnología tiene una gran presencia. El alumnado, sus familias, los medios de comunicación, la redes sociales... son agentes tecnológicos que también realizan su aportación al contexto escolar. Esta situación provoca que muchos docentes se sientan involucrados en una carrera —la de las TIC— que no pueden ganar. Algunos lo intentan, pero los "nativos digitales" parecen estar a una distancia insalvable. Ante ello, la pregunta parece obvia: ¿Qué podemos hacer los docentes para ganar esta carrera tecnológica que se disputa en clase?

El título de este post resume mi respuesta. Creo que no tenemos que obsesionarnos con lograr el oro en esa carrera. Haciendo un símil de atletismo, podríamos decir que no es nuestra distancia. No significa que debamos olvidarnos de la formación en materia TIC. Tenemos que estar en esa carrera, pero quizá no con el objetivo imperioso de ganarla. Nuestra distancia ideal es otra...

Hay, sin embargo, una carrera que no nos podemos permitir perder. Es una carrera en la que todos los docentes estamos inscritos. Una carrera que a veces no disputamos, sirviéndole el triunfo en bandeja a otras personas o entidades con intereses espurios. Es la carrera de la pedagogía.

Poner en primer lugar la pedagogía implica supeditar el valor tecnológico a los beneficios pedagógicos de la aplicación de un recurso. Cuando hacemos esto, la tecnología pierde su carácter finalista y se convierte en un medio más al servicio de un bien superior: la educación. Las siguientes experiencias representan la puesta en práctica de este principio de acción.

Schoolcor café. Tomando como base la Pedagogía de la liberación de Paulo Freire, el profesorado y el alumnado del CEIP Manuel Altolaguirre creó un canal de YouTube que pretende acercar la escuela a las familias. Una acción socio-educativa que incide sobre todo el barrio a través de la cultura.


"Las aventuras de Daniela". La aplicación de los fundamentos del aprendizaje basado en la experiencia de John Dewey están detrás de un proyecto intercentro que, mediante metodología ABP, ha implicado al alumnado en el diseño de un vídeo-juego en el que los contenidos curriculares se dan la mano con el desarrollo del pensamiento computacional.


Geometría VR. Ante las dificultades de comprensión que el alumnado del IES Pablo Picasso manifestaba en matemáticas, los docentes optaron por acudir a una de las estrategias pedagógicas que se están revelando más eficaces en relación con las TIC: los Diseños Universales de Aprendizaje (DUA). Sin perder de vista el lápiz y la regla, se introdujo una nueva representación del conocimiento a través de la realidad aumentada.


Trivial. Celestín Freinet se preguntó para qué escribían sus alumnos. Sus descubrimientos dieron lugar a una serie de técnicas encaminadas a mejorar la motivación y, con ello, el aprendizaje. Así actuaron en el CEIP Flor de Azahar: "¿Qué es lo que más detesta nuestro alumnado?", se preguntaron. La respuesta fue el examen. A través de una sencilla suite ofimática y una metodología ABJ consiguieron convertir el examen en un instrumento mucho más atractivo.


La tecnología por sí misma no es transformativa en educación. Es la pedagogía la que tiene el poder de transformar. Tanya Byron
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La diversidad según Procusto

Foto de John Tyler vía Flickr

El colibrí azul es caprichoso. A veces, de forma inesperada, se posa sobre un tuit y lo convierte en viral. Acto seguido, el móvil no deja de vibrar entre likes, retweets y follows; aparecen troles y heaters dispuestos a morder para obtener su alimento; llegan propuestas variopintas vía MD; pero sobre todo, se abre un intenso debate en torno a la cuestión de fondo. Y solo por eso, merece la pena... Algo así sucedió con el hilo sobre el TDAH de Paquito y este post recoge —como siempre desde el prisma del autor— el resultado de tan singular prospección.


Más allá del TDAH, este hilo refleja un posicionamiento respecto a la diversidad en educación. Por suerte, quedaron atrás ideas como la exclusión o la segregación. En la actualidad, el debate se centra sobre la inclusión. Como dicen los amigos de @EditorialAljibe, hay quienes la entienden como un simple "dejar pasar" y quienes la asemejan más a una "bienvenida", reconociendo así el factor de enriquecimiento para el aula que trae consigo la diversidad.

En lugar de pretender que en algún lugar, oculto en un sótano oscuro, haya un cerebro perfectamente normal con el que el resto deben ser comparados, hemos de admitir que no existe ese estándar, así como no existe una flor estándar o una cultura estándar; y que, de hecho, la diversidad entre cerebros es tan maravillosamente enriquecedora como la biodiversidad y la diversidad cultural (Armstrong, 2012: 16)

Profundizando en las dos sendas por las que discurrió el debate, @AltesaAmils trajo a colación el mito de Proscuto.

El "bueno" de Procusto era un posadero que se impuso una misión en la vida: contribuir a depurar la gran Atenas. Para ello, desde su humilde negocio extramuros ofrecía alojamiento al viajero. Cuando el confiado huésped conciliaba el sueño, Procusto hacía una sigilosa comparación entre la estatura del durmiente y el tamaño del lecho. Si había coincidencia, podía estar tranquilo: el nuevo ciudadano de la polis cumplía el canon heleno, aunque casi nunca era el caso... La torturadora tarea —nunca mejor dicho— venía de la mano del desajuste: su conciencia le obligaba a serrar los pies del que sobresalía y a estirar las extremidades del que no llegaba al borde.

La locura de Procusto se prolongó hasta que el que llamó a su puerta fue Teseo. El héroe —sabedor de la obsesión de su anfitrión—, tumbó al posadero en el catre que cumplía la función de baremo estandarizor y, oh sorpresa, Procusto tampoco cumplía con las medidas que él mismo imponía a todo el que aspiraba a entrar en la ciudad.

La paradoja del posadero sigue viva en nuestra sociedad (ver +), y está detrás del desperdicio de mucho talento. Por ello, no está demás tenerla presente en educación y, especialmente, en todo lo que tiene que con la neurodiversidad. Si bien es cierto que la mayoría de intervenciones a partir del hilo son favorables a la bienvenida, siempre queda algún Procusto con ganas de hacer un mundo a su medida.

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TDAH, cazadores en la granja

Foto de Den C. vía Flickr

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo de carácter neurobiológico originado en la infancia y que afecta a lo largo de la vida, que se caracteriza por la presencia de tres síntomas típicos: déficit de atención, impulsividad e hiperactividad motora y/o vocal. Fundación Adana

#PermiteQueTeCuente la historia de un alumno muy especial. Paquito —nombre ficticio por razones obvias— se incorporó a la clase de sexto ya iniciado el curso. Jamás olvidaré su ilusión por la Educación Física. Siempre llegaba el primero, daba varias vueltas corriendo y me buscaba jadeante: «¿Qué hago ahora, profe?». Suena extraño, pero en cierto modo cumplía mis indicaciones: «Cuando lleguéis, haced el calentamiento sin perder tiempo». Él no perdía un segundo. «Ahora puedes ayudarme a colocar el material para la sesión».

Cuando los demás manifestaban cansancio o desgana ante un ejercicio, Paquito quería repetirlo. Para mí —su profe de EF—, era un alumno AVENTAJADO. Así lo expuse en la primera reunión de Equipo Docente, y todo el mundo se llevó las manos a la cabeza. Paquito era un desastre en el aula: no atendía, se movía constantemente, interrumpía... un caso típico para enviar a "evaluación psicopedagógica".

Recuerdo vivamente el día que recibió su diagnóstico, bajó el último al patio...

—Profe, ¿te has enterado? Ya es oficial, soy TDAH.
—¿Y te han explicado qué significa eso? —le dije a sabiendas de que ya tenía la versión oficial.
—Sí, que soy nervioso, que no me concentro y eso...
—Pues me parece que no te lo han explicado bien.
—¿No?
TDAH significa que eres un cazador.
—¿Un cazador? —me miró con una mezcla de incredulidad y sorpresa.
—Sí, pero no de esos que van con una escopeta matando por diversión. Eres un cazador prehistórico. ¿Has dado ya la Prehistoria? —asintió con los ojos muy abiertos—. Pues ya sabrás que los cazadores eran personas muy importantes, de las que dependía la supervivencia de la tribu. Tenían que ser rápidos, listos, estar alerta, actuar...
—Como un "hombre de acción" —reflexionó con el rostro iluminado y haciendo referencia a alguna película o serie que yo desconocía.
—Eso es, pero has tenido mala suerte, chaval. Te ha tocado vivir en un mundo —le dije señalando en derredor— que valora más a los granjeros que a los cazadores. Ya sabes, aquí lo importante es ser paciente, saber estar sentado, prestar atención...
—Es verdad, el cole se parece un poco a una granja.
—Puede ser, pero ¿sabes cuál es la principal virtud de los cazadores? Son capaces de adaptarse a cualquier lugar —respondí sin dejarle tiempo a pensar—, saben camuflarse. Así que tú vas a saber adaptarte a una clase-granja, estoy seguro.

Mis palabras en esta conversación estaban inspiradas en el maravilloso libro El poder de la neurodiversidad. En concreto, en los resultados de una curiosa investigación realizada con bomberos americanos. Para llevarla a cabo se seleccionó a una brigada y se le pasó un test diagnóstico de TDAH. El resultado fue un alto grado de "positivos". Al ver el listado con los nombres, el jefe de bomberos exclamó: «¡Pero si son mis mejores hombres!»

La experiencia de clase y la investigación recogida por Thomas Armstrong me llevó a una reflexión que me gustaría compartir contigo:

Solo cambiando el contexto, Paquito —el alumno problemático en el aula— se convertía en un alumno aventajado en el patio, en un valioso cazador prehistórico o en uno de los mejores bomberos de la brigada. ¿No será mejor empezar la intervención por el contexto? Si tu respuesta también es afirmativa, te invito a descubrir la Pedagogía Sistémica
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Demasiado innovador

Foto de Leo Hidalgo vía Flickr

No me gusta escribir sobre cosas tristes, pero este es un post sobre la docencia en la universidad...

En estos días se ha desarrollado el proceso de selección de profesorado para mi universidad. Uno de los candidatos a formar parte del Claustro de la Facultad de Ciencias de la Educación presentó un Proyecto Docente basado en dos de las metodologías activas más utilizadas en la escuela: aprendizaje cooperativo y ABP. En su valoración, el tribunal de supuestos expertos —ahora entenderás mis dudas— concluyó: "Esto es demasiado innovador para la universidad, aquí necesitamos centrarnos más en los contenidos". Evidentemente, el candidato fue suspendido por ser "demasiado innovador". Triste, ¿verdad? Todavía puedo deprimirte un poco más, confía en mí.

En cierta ocasión propuse el siguiente ejercicio en mi clase de tercero de Pedagogía: "Piensa en todas las asignaturas que has tenido en esta facultad. Haz una generalización y define, partiendo de tu experiencia, el concepto de didáctica". Una de mis alumnas escribió lo siguiente:

La didáctica universitaria es el proceso por el cual la información que está en los papeles del profesor pasa a los papeles del alumno sin pasar por la cabeza de ninguno de los dos

Dura, cruel, ¿real? Toda la clase corroboró la definición y fue elegida como la más representativa. Y no es solo el alumnado, muchos docentes también lo saben. Algunos incluso muestran orgullo y obstaculizan cualquier intento de cambio —el tribunal aludido—; otros, en cambio, se rebelan y lo denuncian:

En relación con las TIC, en muchos casos solo hemos pasado de una universidad de fotocopiadora a una una universidad de impresora. Ahora nuestros alumnos imprimen sus apuntes descargados de la plataforma. Julio Cabero, InnovaesTIC (2019)

Esta es la triste realidad en muchas aulas —por suerte, no en todas— en las que se forman los futuros docentes. Soy consciente de que este post puede ser doloroso para algunos profesores universitarios. No voy a disculparme, la didáctica tradicional es algo más que dolorosa para el alumnado, ya lo dijo el gran Dewey.

Si enseñamos a los estudiantes de hoy como enseñábamos ayer, les estamos robando el mañana. John Dewey
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El pacto pedagógico

Foto de TEDxTokio vía Flickr

Un proceso de enseñanza y aprendizaje, con independencia de su naturaleza, conlleva un pacto entre dos partes. En la mayoría de las ocasiones, no se trata de un pacto explícito: no se habla de los términos del acuerdo ni se negocian las posiciones. A pesar de ello, el pacto está ahí, en las cabezas de las personas implicadas. Vamos a meternos en ellas... El pacto que nos invita a hacer la institución educativa, y que podríamos definir como "tradicional", viene a establecer lo siguiente:

En la cabeza del docente: YO vengo aquí a enseñar y TÚ vienes a aprender.
En la cabeza del alumnado: YO vengo aquí a aprender y TÚ vienes a enseñarme.

No parece un mal pacto. Los postulados son coherentes y compartidos por ambas partes. Sin embargo, esto no siempre se corresponde con la realidad. El origen de muchos problemas educativos tiene que ver con pactos en los que los términos difieren cual abismos siderales entre alumnado y docentes. Vamos a pensar mal...

En la cabeza del docente: YO vengo aquí a enseñar y TÚ solo vienes a incordiar.
En la cabeza del alumnado: YO vengo aquí a aprender y TÚ vienes a ponerme obstáculos.

Marc Prensky nos anima a preguntar a nuestros alumnos, a poner sobre la mesa los términos del pacto: "Te sorprenderás", promete. Además advierte acerca de la necesidad de avanzar hacia una formulación que supere lo tradicional, de avanzar hacia lo que denomina "EL PACTO DE COASOCIACIÓN", que implica que el docente asuma un rol de mediador entre alumnado y conocimiento, que las relaciones en el aula sean más horizontales, que las tareas impliquen soluciones abiertas, o que la evaluación sea compartida. En definitiva, un pacto en los siguientes términos:


TÚ QUIERES APRENDER Y YO QUIERO QUE TÚ APRENDAS

YO QUIERO APRENDER Y TÚ VAS A AYUDARME

La urgencia de hacer explícito lo implícito viene dada por situaciones como la que tuve la oportunidad de vivir en mi etapa como maestro de Educación Primaria. Tiene como protagonista a una compañera que impartía la asignatura de matemáticas. Aquel día me encontré con ella al salir de clase. Estaba radiante de felicidad, e intercambiamos las siguientes palabras:

—Buenos días, te veo muy bien —le dije al chocar con su sonrisa—, esa cara de felicidad es porque te ha pasado algo muy bueno.
—Pues sí —respondió con gesto alegre—. Acabo de dar una clase espectacular.
—Vaya, ¡qué bien! Con todo lo que tenemos entre manos a veces olvidamos que eso es lo realmente importante.
—Gracias. Creo que es la mejor clase que he dado nunca.
—Pues mi enhorabuena.
—Tendrías que haber visto —dijo cada vez más arriba—. Los ejemplos que he puesto iban que ni pintados, las tareas eran las apropiadas para la explicación... Todo ha sido perfecto.
—De verdad, —le dije con sincero sentimiento—, me alegro mucho.
—Ojalá la hubiera grabado —reconoció ya próxima al éxtasis—. Se podría poner como ejemplo de cómo se deber clase en las facultades de educación.
—Pues...
—Ha sido perfecta —concluyó para después soltar la bomba que me dejó patidifuso—. No sé si se habrán enterado de algo, pero mi intervención ha sido perfecta.
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Schoolcor café

Foto de Yamila Mimun

A pie de obra, la carga laboral abruma. Si no perteneces al mundo educativo, quizá no sepas que todo está cambiando (...) De ahí que si te encuentras a uno de esos albañiles de la tiza y le preguntas «qué estás haciendo», es posible que su respuesta sea: «¡Aquí sudando! No paro de mezclar cemento y pegar ladrillos, y esto no acaba nunca. Además no me quito de encima al capataz». Entiéndelo, puede que tú contestaras lo mismo en su situación. Pero cuando llega a casa, ese incansable obrero toma conciencia de la verdadera dimensión que tienen sus pequeñas acciones del día a día, y puede decirse a sí mismo: «Estoy haciendo una catedral», porque esa es la verdadera magnitud. Pedagogía vía Twitter

En este post nos descubrimos ante uno de esos maestros capaces de visualizar la catedral en un día a día plagado de pesadas piedras que mover, tallar y pulir. Un tipo que mantiene su colegio abierto once meses al año, capaz de estudiar e imitar la voz de un conocido personaje cinematográfico solo para captar la atención de su alumnado, o de producir un canal de YouTube para llegar a las familias. "Schoolcor café" es el nombre de un programa de entrevistas y tertulia que tiene mucho de aquellas técnicas que el gran Freinet diseñó para dotar de sentido al desarrollo de la competencia comunicativa.

Cuando me propuso participar, Miguel Ángel me explicó su motivación en estos términos: «Para cambiar el futuro que este barrio tiene previsto para mis alumnos, necesito contar con las familias. Si no vienen al colegio, yo me voy a encargar de que el colegio vaya a sus casas; y no se me ocurre una forma mejor para entrar que colarme por su ventana favorita: el plasma de cuarenta pulgadas que tienen en el salón. Cuando su hijo salga en la tele, ya verás como la "mama" y el "papa" se tragan un programa de cuarenta minutos sobre educación». Cómo negarse...


Una vez visto desde dentro, no cabe más que felicitar al CEIP Manuel Altolaguirre por su acción para promover la sociedad del aprendizaje en uno de los barrios con mayor riesgo de exclusión social de la ciudad. Una línea de trabajo que bien podría firmar el mismísimo Paulo Freire, que tanto defendió la necesidad de intervenir desde el profundo conocimiento y la auténtica realidad del contexto.

Será a partir de la situación presente, existencial y concreta, reflejando el conjunto de aspiraciones del pueblo, que podremos organizar el contenido programático de la educación y acrecentar la acción revolucionaria. (Freire, 1992: 115).
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La ventana de mi clase

Foto de Coral RV photos

A pesar del título, este post no pretende que dirijas la mirada hacia el exterior de tu clase o empresa. Todo lo contrario, se trata de mirar hacia el interior. En concreto te propongo analizar cómo son los procesos de comunicación de tu grupo. Para ello nos valdremos de una herramienta del cognitivismo con gran potencial pedagógico: LA VENTANA DE JOHARI.

Los investigadores Joseph Luft y Harry Ingham desarrollaron un modelo teórico para explicar cómo fluye la comunicación entre las personas. Su aportación se organiza a partir del estudio del individuo como emisor y receptor de mensajes. Se articulan dos áreas de análisis: "el YO desencadenante" (la comunicación surge a iniciativa propia) y "el OTRO desencadenante" (el origen de la comunicación es una actuación, actitud, opinión del otro que nos lleva a solicitar y/o recibir información). A partir de la relación entre estas dos áreas, se dibuja un gráfico en forma de ventana que ayuda a interpretar los procesos comunicativos interpersonales.


¿Qué significado tiene cada "cristal"?

ÁREA LIBRE. Representa todo lo que conocemos, y también lo que los demás conocen, de nuestra comunicación. Engloba lo que somos (sexo, edad, cargo...) y lo que logramos transmitir (ideas, emociones, opiniones...).

ÁREA OCULTA. Incluye todo lo que conozco de mí, y que los demás ignoran (intenciones, sentimientos verdaderos, opiniones reservadas...).

ÁREA CIEGA. Es todo lo que los demás ven en nosotros cuando comunicamos, y que nosotros no somos capaces de ver (miedos, inseguridades, actitudes...).

ÁREA DESCONOCIDA. Formada por todo aquello que ignoramos de nuestra comunicación, y que los demás también ignoran (potencialidades, experiencias, aprendizajes inconscientes...).


¿Cómo construir la ventana de mi clase?

La ventaja de Johari se concibió como una herramienta de análisis de la comunicación propia. Es un recurso que permite diagnosticar las áreas de mejora con el fin de articular medidas para el progreso individual. Se puede aplicar, por ejemplo, a partir de un test como este.

En este post vamos un poco más allá, adaptando la aplicación a un grupo con el fin de obtener una perspectiva global del contexto comunicativo. ¿Te atreves a construir la ventana de clase? Estos son los pasos:

PREPARACIÓN. Dibuja una "ventana sin cristales" en la pizarra. Divide los ejes de abscisas y ordenadas en tantas partes (iguales) como personas vayan a participar. Junto a la ventana, haz una tabla con dos columnas: "YO" y "OTRO". Por último, llena el marco de la pizarra con post-it de dos colores.

REFLEXIÓN. Solicita a cada miembro del grupo que piense en (A) la persona con la que realiza más intercambios comunicativos, y que califique con un adjetivo esa relación. También podemos perdirles que piensen en (B) la persona que tienen a la izquierda, y que hagan lo mismo.

ACCIÓN. Es el momento de levantarse, coger un post-it y escribir el adjetivo que han pensado (una palabra por cada trozo de papel). Indica que si el adjetivo describe algo negativo, usen un post-it rojo; y si es positivo, verde.

Cada persona colocará su post-it en la columna adecuada, según quién desencadene habitualmente la comunicación en la relación seleccionada: "el YO" o "el OTRO".

CONSTRUCCIÓN. Cuenta el número de papelitos de las columnas "YO" y "OTRO" y utiliza los dos valores para marcar una medida en cada eje ("YO" en abscisas y "OTRO" en ordenadas). Traza dos líneas perpendiculares para dibujar tu ventana.


¿Cómo interpretar el mi ventana?

El diseño pedagógico en formato de dinámica aporta un resultado más rico que el test. Para interpretarlo, te proponemos atender a tres aspectos:

FORMA. La ventana resultante y la teoría Joseph Luft y Harry Ingham te darán la primera interpretación.

COLOR. El color de los post-it en las columnas aportará más datos. Por ejemplo, un "área libre" pequeña puede estar motivada por una relación comunicativa negativa (si predominan los papeles rojos) o por el desconocimiento entre los miembros (si hay más verdes).

TEXTO. Otra aportación interesante vendrá dada por la lectura de los adjetivos seleccionados.



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Incidentes críticos

Foto de Charlie Wales vía Flickr

Cuando trabajas en el ámbito de la pedagogía laboral pronto descubres que los aprendizajes profesionales más valiosos no suelen realizarse en un aula, sino en el propio centro de trabajo. Esta realidad nos empuja a buscar metodologías formativas que vayan más allá de las lecciones magistrales. Un buen exponente de opciones renovadoras es la Práctica Reflexiva (que ya hemos tratado aquí). Este post profundiza sobre otra metodología de cambio que se nutre de la experiencia profesional y del análisis entre iguales para generar aprendizaje.


Un incidente crítico es un evento significativo que ocurre en el ámbito laboral. Un hecho con potencial para desencadenar cambios en la identidad o en los procesos profesionales, ya sea por su poder desestabilizador, por la dificultad de resolución o por su capacidad para desafiar los roles y concepciones establecidas. Es, en suma, una experiencia con grandes posibilidades formativas.

Como afirma Carles Monereo, el análisis de los incidentes críticos abre la puerta a una modalidad co-creativa del conocimiento profesional. No es algo baladí, implica aceptar que el desarrollo de una competencia profesional es más efectivo cuando el objeto y el producto de aprendizaje están determinados por las personas implicadas, y no vienen predefinidos desde "arriba" (modalidad pre-constructiva del conocimiento).

¿Cómo aprovechar un incidente crítico?

El aprendizaje a partir de incidentes críticos no es algo nuevo. En el mundo sanitario, por ejemplo, las sesiones clínicas son una de las principales fuentes de generación de conocimiento. Los docentes tampoco son ajenos al intercambio de opiniones en torno a problemas comunes. Sin embargo, la articulación como un incidente crítico implica sistematizar un recorrido analítico que permitirá extraer toda la esencia formativa de las experiencias profesionales significativas. Para ello, proponemos la siguiente secuencia:

SELECCIONAR. Más que buscar o provocar, se trata de identificar una experiencia profesional que tenga la relevancia para ser considerada un incidente crítico: un problema complejo, una carencia que altere el proceso didáctico, una oportunidad de mejora, etc.

REGISTRAR. Es importante recabar la máxima información posible, el relato personal puede quedar algo sesgado. Sería oportuno contar también con las perspectivas de otras personas que hayan estado directamente implicadas. Entrevistas, grabaciones, matrices de resultados... Todo ello puede contribuir a delimitar el incidente crítico.

COMPARTIR. La visión compartida entre iguales es una de las grandes aportaciones de este método. Debe ser una comunicación profesional, en la que queden al margen los juicios de valor, el temor a las consecuencias por una actuación errónea... Una alianza de equipo (ver cómo se hace) puede ayudar a crear este clima de horizontalidad.

ANALIZAR. El verdadero valor del incidente crítico vendrá determinado por la capacidad de vincular el hecho con experiencias, teorías y propuestas. Se trata de generar un espacio para el debate y para la generación de ideas. E aquí el verdadero aprendizaje.

PRODUCIR. El aprendizaje siempre debe concretarse en una mejora profesional o sistémica. El valor de esa conclusión será incuestionable, por cuanto parte del una situación real, que está contextualizada y que se trata para aportar un valor de mejora.

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Contexto emocional

Foto de Mª Elena Correas

Seguro que conoces la pirámide de necesidades de Abraham Maslow. Es una teoría clásica que establece una jerarquía de las necesidades humanas, y ha sido referencia para mejorar la motivación en diferentes ámbitos. Sin embargo, sus posibilidades van más allá. Este post recoge una experiencia en la que se analiza el contexto emocional de un grupo-clase a partir de la pirámide de Maslow.

Dinámica

Comienza solicitando a cada uno de los miembros del grupo que describa, al menos, TRES experiencias vitales significativas. Es importante que cada persona analice si esas experiencias han causado emociones agradables (en este caso deberán escribirlas en un post-it de color amarillo) o emociones desagradables (que irán en un post-it rosa).

A continuación, pide a cada persona que ubique sus experiencias en la pirámide de Maslow (dibujada sobre el suelo del aula), en función de si la vivencia está vinculada a la satisfacción (a la izquierda) o a la ausencia (a la derecha) de una de las necesidades de la pirámide.


Interpretación

La distribución de los papeles evidenciará que la privación de necesidades tiene que ver con emociones desagradables; mientras que la satisfacción está vinculada a emociones agradables.

¿Qué tipo de necesidades predominan en tu grupo?, ¿hay más emociones agradables o desagradables? Un simple vistazo de la distribución de los pequeños papeles en tu pirámide ya te dará mucha información sobre el contexto emocional de tu grupo. Pero nada será más revelador que leer los post-it y acercarte a la realidad emocional de cada una de las personas de tu clase.


Si alguien tiene hambre, tendrás que ayudarle a conseguir un bocadillo antes de enseñarle a hacer su currículum vitae. Comentario de clase.

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La pedagogía Stenhouse en 5 citas

Foto de Justin Kern vía Flickr

Lawrence Stenhouse (1926 - 1982) fue el gran pedagogo británico del siglo XX. Dedicó su dilatada carrera a teorizar y sistematizar la concepción del currículum emancipador. Sus aportaciones siguen siendo hoy una referencia imprescindible en el diseño y revisión de programas pedagógicos. Este post se acerca a su ideología pedagógica a partir de cinco citas extraídas de su obra y sus clases.


El currículum es un intento de comunicar los principios y características de una propuesta educativa, de tal forma que esté abierta al escrutinio crítico y sea capaz de traducirse eficazmente en la práctica

Entiende el currículum como un INSTRUMENTO AL SERVICIO DEL DOCENTE, y no al contrario. Un instrumento que permite al docente concretar su paradigma de referencia y su estilo en un plan de acción. Un instrumento que asume la forma de un PROYECTO INCONCLUSO, siempre en revisión, siempre supeditado a las necesidades del contexto y a la perspectiva crítica de quien tiene que llevarlo a cabo.


En esencia, hay dos tipos de docentes: los que actúan como si su clase fuera una granja, y los que lo hacen como si fuera un jardín

Todo programa, además de adaptarse a su contexto, debe ser lo suficientemente flexible como para adaptarse a cada individuo. Esta PERSONALIZACIÓN de la enseñanza queda magistralmente explicada en la "metáfora de la granja" (leer), que Stenhouse utilizaba en sus clases del Jordanhill College of Education de Glasgow para poner de relieve las carencias de la Racionalidad Técnica en este particular.


La escuela es un distribuidor de conocimientos, más que un fabricante del mismo

Frente a sus ideas, la realidad escolar. Stenhouse ejerció la docencia en todos los niveles del sistema educativo inglés. También viajó para investigar otros sistemas. Desde esta perspectiva de profundo conocimiento, se mostró muy crítico con el modelo de escuela. En su obra desgrana los efectos perniciosos de la prescripción curricular, la deglución del saber o los métodos didácticos unidireccionales.


Serán los docentes quienes, al fin y al cabo, cambien el mundo de la escuela al entenderlo

Sus detractores jamás le perdonaron que responsabilizara al docente, en primer término, del fracaso del modelo de escuela. No quisieron entender que, por ende, también el docente representa la única y verdadera esperanza de lograr un cambio educativo real.


Para que la enseñanza mejore de forma significativa, es preciso crear una tradición de investigación que implique a los docentes y llegue al aula

Para Stenhouse, la investigación es el gran recurso para mejorar la escuela. La investigación como método de enseñanza en el aula y como permanente cometido del docente para alcanzar un conocimiento efectivo su realidad y de su desempeño profesional. En definitiva, LA INVESTIGACIÓN COMO ACTITUD.

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5 claves para elegir campamento

Foto de Calvin Crest vía Flickr

En esta entrada abordamos uno de esos temas vinculados a la educación que afectan cada vez a más familias: los campamentos para periodos vacacionales. En el mundo acelerado que vivimos, las obligaciones laborales empujan a padres y madres a contratar estos servicios para que se ocupen de los menores en los periodos no-lectivos poco propicios para la conciliación familiar, como semana santa o el mes de julio. Obviando el debate social que podría abrirse a este respecto, pondremos el foco sobre una cuestión más pragmática —y no por ello menor—: qué campamento elegir. Estas son las cinco claves que deberíamos tener en cuenta desde una perspectiva pedagógica.

Dirección pedagógica

La primera consideración que debe orientar nuestra decisión es que el campamento no sea una especie de "aparcamiento" para nuestro hijo o hija. Hay que buscar opciones que vayan más allá del mero tutelaje. Para ello resulta conveniente analizar el programa de actividades y asegurarnos que ofrece una propuesta de ocio inspirada en valores educativos. Tampoco está de más solicitar información sobre las personas encargadas de llevarla a cabo, y exigir que sean profesionales debidamente cualificados.

Enfoque recreativo

No debemos perder de vista que se trata de las vacaciones de nuestros hijos, así deben entenderlo también ellos. Conseguirlo pasa por encontrar una oferta que se ajuste a sus aficiones y preferencias. Otra variable a considerar es la socio-afectiva. A todos nos apetece compartir nuestro tiempo de ocio con personas queridas. En este blog ya hablamos de las vacaciones en familia (ver post), pero si la familia no puede estar, los amigos pueden ser una buena alternativa. Todo ello supone que, en la medida de lo posible, haya una participación del menor en la decisión sobre qué campamento realizar.

Compensación motriz

En la escuela, el alumnado pasa gran parte de la jornada sentado. Evidente, no es la mejor postura para alguien fase de crecimiento. Por ello se recomienda aprovechar el tiempo libre para compensar ese "sedentarismo de pupitre", y una buena forma de hacerlo es programando actividades lúdicas o deportivas, preferiblemente al aire libre. El campamento puede ser una oportunidad para experimentar nuevas modalidades de ocio activo que vayan más allá de los usos habituales del patio del colegio. ¡Imagina lo divertido que sería hacer patinaje, natación o vóley-playa!

Ruptura con lo escolar

Unas buenas vacaciones son imprescindibles para afrontar el trabajo con una adecuada predisposición mental. Por propia experiencia, sabemos que podemos aplicarle el adjetivo "buenas" cuando las vacaciones logran romper con la rutina laboral, cuando "desconectamos". En el caso de nuestros hijos sucede lo mismo. No es saludable que el campamento sea una continuación del colegio. Buscar un contraste con la dinámica escolar pasa por hacer cosas diferentes. Por muy seductoras que te parezcan, huye de las ofertas que incluyan repaso de lengua, apoyo en matemáticas, etc.

Si algo garantiza pasar todo el verano estudiando no es aprobar en septiembre sino suspender en diciembre


Abierto a la elección

Un programa de actividades cerrado conlleva cierta imposición sobre un tiempo que debería ser de libre disposición. Para evitar esa sensación propia de los circuitos de viaje y enfatizar la libertad inherente a las vacaciones, se debe contemplar que los participantes tengan la oportunidad de elegir, al menos en ciertos momentos, entre distintas actividades a realizar. El mensaje que debe trasmitir el campamento a los menores es que, a diferencia de lo que sucede durante el periodo lectivo, ahora el tiempo es suyo y puede decidir sobre su ocupación (aunque sea una elección condiciona a opciones dadas).

Este post desarrolla algunas ideas expresadas en la entrevista de Enrique Sánchez para el reportaje "El gran reto de elegir campamento para la próxima Semana Blanca", publicado en La Opinión de Málaga el 03/02/2019.
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La pedagogía Dewey en 5 citas

Foto de Juan Aguilar vía Flickr

John Dewey (1859 - 1952) fue el gran pedagogo estadounidense del siglo XX. Dedicó su dilatada carrera a la experimentación metodológica y al estudio de diferentes sistemas educativos. Sus aportaciones siguen siendo hoy una referencia imprescindible en el campo de la innovación didáctica. Este post desgrana su ideología pedagógica a partir de cinco citas extraídas de su obra.


La democracia debe nacer en cada generación, y la educación es su partera

Filosofía, política y educación aparecen siempre entrelazadas en su discurso. Para Dewey, la democracia era mucho más que un régimen de gobierno, era UNA FORMA DE VIDA y un proceso de LIBERACIÓN INTELECTUAL. La concebía como una conquista pendiente en muchos ámbitos de la vida, más allá de la política, como: la familia, las relaciones entre hombres y mujeres, el entorno laboral... y la educación es el único medio para lograr su ansiada "democratización plena".


La educación es una constante reorganización o reconstrucción de la experiencia

Su modelo de escuela tiene a la EXPERIENCIA como pilar fundamental. En él, el docente es un gran generador de situaciones de enseñanza y aprendizaje, en las que el alumnado tiene la oportunidad de relacionarse e interactuar con el mundo en una vivencia enfocada hacia el desarrollo de la ciudadanía plena y democrática.


Recordamos, de forma natural, lo que nos interesa y lo hacemos simplemente porque nos interesa. Enseñemos pues despertando el interés de nuestros estudiantes

Fruto de su afán por trascender el plano meramente teórico, Dewey puso en marcha una escuela experimental adscrita a la Universidad de Chicago. Durante cuatro años, probó nuevos métodos y estudió sus efectos en los estudiantes. Trataba de generar conocimiento pedagógico para cambiar la escuela tradicional. Así surgió la enseñanza a partir de problemas interesantes para el alumnado, el germen del ABP (ver post).


La sociedad no solo existe por la comunicación sino que existe en ella. El ser humano está en permanente proceso de comunicación

La COMUNICACIÓN es para Dewey el instrumento imprescindible para la construcción democrática. Apoyado en sus investigaciones, defendió que la escuela tradicional aborda la lecto-escritura demasiado pronto, e invierte en su desarrollo un gran volumen de trabajo. Frente a ello, en la escuela laboratorio se llegaba a la lecto-escritura de manera incidental, cuando la tarea lo precisaba. De este modo, durante los primeros años todo el proceso educativo está basada en el lenguaje oral (el medio de comunicación social prioritario).


Si enseñamos a los estudiantes de hoy como enseñábamos ayer, les estamos robando el mañana

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